John Henry Cardinal Newman

En el contexto de una visita histórica de Benedicto XVI al Reino Unido, hoy domingo 19 de setiembre de 2010, en Birmingham el Papa beatificó al Cardenal Newman durante la celebración de la Misa. Se refirió al nuevo beato en la homilía que te comparto aquí. En una de las pestañas del blog podrás encontrar un o de sus sermones y dos de sus meditaciones en forma de plegaria.

Chronology. John Henry Newman: 1801, Born in London Feb 21; 1808, To Ealing School; 1816, First conversion; 1817, To Trinity College, Oxford; 1822, Fellow, Oriel College; 1825, Ordained Anglican priest; 1828-43, Vicar, St. Mary the Virgin; 1845, Received into Catholic Church; 1847, Ordained Catholic priest in Rome; 1848, Founded English Oratory; 1854-58, Rector, Catholic University of Ireland; 1859, Opened Oratory school; 1864, Published Apologia; 1877, Elected first honorary fellow, Trinity College; 1879, Created cardinal by Pope Leo XIII; 1888, Preached last sermon Jan 1; 1889, Said last Mass on Christmas Day; 1890, Died in Birmingham Aug 11.

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SANTA MISA DE BEATIFICACIÓN

DEL VENERABLE CARDENAL JOHN HENRY NEWMAN

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Cofton Park de Rednal – Birmingham

Domingo 19 de septiembre de 2010

Queridos hermanos y hermanas en Cristo

Nos encontramos aquí en Birmingham en un día realmente feliz. En primer lugar, porque es el día del Señor, el Domingo, el día en que el Señor Jesucristo resucitó de entre los muertos y cambió para siempre el curso de la historia humana, ofreciendo nueva vida y esperanza a todos los que viven en la oscuridad y en sombras de muerte. Es la razón por la que los cristianos de todo el mundo se reúnen en este día para alabar y dar gracias a Dios por las maravillas que ha hecho por nosotros. Este domingo en particular representa también un momento significativo en la vida de la nación británica, al ser el día elegido para conmemorar el setenta aniversario de la Batalla de Bretaña. Para mí, que estuve entre quienes vivieron y sufrieron los oscuros días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar con vosotros en esta ocasión, y poder recordar a tantos conciudadanos vuestros que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca. Pienso en particular en la vecina Coventry, que sufrió durísimos bombardeos, con numerosas víctimas en noviembre de 1940. Setenta años después recordamos con vergüenza y horror el espantoso precio de muerte y destrucción que la guerra trae consigo, y renovamos nuestra determinación de trabajar por la paz y la reconciliación, donde quiera que amenace un conflicto. Pero existe otra razón, más alegre, por la cual este día es especial para Gran Bretaña, para el centro de Inglaterra, para Birmingham. Éste es el día en que formalmente el Cardenal John Henry Newman ha sido elevado a los altares y declarado beato.

Agradezco al Arzobispo Bernard Longley su amable acogida al comenzar la Misa en esta mañana. Agradezco a cuantos habéis trabajado tan duramente durante tantos años en la promoción de la causa del Cardenal Newman, incluyendo a los Padres del Oratorio de Birminghan y a los miembros de la Familia Espiritual Das Werk. Y os saludo a todos los que habéis venido desde diversas partes de Gran Bretaña, Irlanda y otros puntos más lejanos; gracias por vuestra presencia en esta celebración, en la que alabamos y damos gloria a Dios por las virtudes heroicas de este santo inglés.

Inglaterra tiene un larga tradición de santos mártires, cuyo valiente testimonio ha sostenido e inspirado a la comunidad católica local durante siglos. Es justo y conveniente reconocer hoy la santidad de un confesor, un hijo de esta nación que, si bien no fue llamado a derramar la sangre por el Señor, jamás se cansó de dar un testimonio elocuente de Él a lo largo de una vida entregada al ministerio sacerdotal, y especialmente a predicar, enseñar y escribir. Es digno de formar parte de la larga hilera de santos y eruditos de estas islas, San Beda, Santa Hilda, San Aelred, el Beato Duns Scoto, por nombrar sólo a algunos. En el Beato John Newman, esta tradición de delicada erudición, profunda sabiduría humana y amor intenso por el Señor ha dado grandes frutos, como signo de la presencia constante del Espíritu Santo en el corazón del Pueblo de Dios, suscitando copiosos dones de santidad.

El lema del Cardenal Newman, cor ad cor loquitur, “el corazón habla al corazón”, nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios. Nos recuerda que la fidelidad a la oración nos va transformando gradualmente a semejanza de Dios. Como escribió en uno de sus muchos hermosos sermones, «el hábito de oración, la práctica de buscar a Dios y el mundo invisible en cada momento, en cada lugar, en cada emergencia –os digo que la oración tiene lo que se puede llamar un efecto natural en el alma, espiritualizándola y elevándola. Un hombre ya no es lo que era antes; gradualmente… se ve imbuido de una serie de ideas nuevas, y se ve impregnado de principios diferentes» (Sermones Parroquiales y Comunes, IV, 230-231). El Evangelio de hoy afirma que nadie puede servir a dos señores (cf. Lc 16,13), y el Beato John Henry, en sus enseñanzas sobre la oración, aclara cómo el fiel cristiano toma partido por servir a su único y verdadero Maestro, que pide sólo para sí nuestra devoción incondicional (cf. Mt 23,10). Newman nos ayuda a entender en qué consiste esto para nuestra vida cotidiana: nos dice que nuestro divino Maestro nos ha asignado una tarea específica a cada uno de nosotros, un “servicio concreto”, confiado de manera única a cada persona concreta: «Tengo mi misión», escribe, «soy un eslabón en una cadena, un vínculo de unión entre personas. No me ha creado para la nada. Haré el bien, haré su trabajo; seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en el lugar que me es propio… si lo hago, me mantendré en sus mandamientos y le serviré a Él en mis quehaceres» (Meditación y Devoción, 301-2).

El servicio concreto al que fue llamado el Beato John Henry incluía la aplicación entusiasta de su inteligencia y su prolífica pluma a muchas de las más urgentes “cuestiones del día”. Sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de un educación esmerada y amplia fueron de gran importancia, no sólo para la Inglaterra victoriana. Hoy también siguen inspirando e iluminando a muchos en todo el mundo. Me gustaría rendir especial homenaje a su visión de la educación, que ha hecho tanto por formar el ethos que es la fuerza motriz de las escuelas y facultades católicas actuales. Firmemente contrario a cualquier enfoque reductivo o utilitarista, buscó lograr unas condiciones educativas en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso. El proyecto de fundar una Universidad Católica en Irlanda le brindó la oportunidad de desarrollar sus ideas al respecto, y la colección de discursos que publicó con el título La Idea de una Universidad sostiene un ideal mediante el cual todos los que están inmersos en la formación académica pueden seguir aprendiendo. Más aún, qué mejor meta pueden fijarse los profesores de religión que la famosa llamada del Beato John Henry por unos laicos inteligentes y bien formados: «Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla» (La Posición Actual de los Católicos en Inglaterra, IX, 390). Hoy, cuando el autor de estas palabras ha sido elevado a los altares, pido para que, a través de su intercesión y ejemplo, todos los que trabajan en el campo de la enseñanza y de la catequesis se inspiren con mayor ardor en la visión tan clara que el nos dejó.

Aunque la extensa producción literaria sobre su vida y obras ha prestado comprensiblemente mayor atención al legado intelectual de John Henry Newman, en esta ocasión prefiero concluir con una breve reflexión sobre su vida sacerdotal, como pastor de almas. Su visión del ministerio pastoral bajo el prisma de la calidez y la humanidad está expresado de manera maravillosa en otro de sus famosos sermones: «Si vuestros sacerdotes fueran ángeles, hermanos míos, ellos no podrían compartir con vosotros el dolor, sintonizar con vosotros, no podrían haber tenido compasión de vosotros, sentir ternura por vosotros y ser indulgentes con vosotros, como nosotros podemos; ellos no podrían ser ni modelos ni guías, y no te habrían llevado de tu hombre viejo a la vida nueva, como ellos, que vienen de entre nosotros (“Hombres, no ángeles: los Sacerdotes del evangelio”, Discursos a las Congregaciones Mixtas, 3). Él vivió profundamente esta visión tan humana del ministerio sacerdotal en sus desvelos pastoral por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados. No sorprende que a su muerte, tantos miles de personas se agolparan en las calles mientras su cuerpo era trasladado al lugar de su sepultura, a no más de media milla de aquí. Ciento veinte años después, una gran multitud se ha congregado de nuevo para celebrar el solemne reconocimiento eclesial de la excepcional santidad de este padre de almas tan amado. Qué mejor que expresar nuestra alegría de este momento que dirigiéndonos a nuestro Padre del cielo con sincera gratitud, rezando con las mismas palabras que el Beato John Henry Newman puso en labios del coro celestial de los ángeles:

“Sea alabado el Santísimo en el cielo,
sea alabado en el abismo;
en todas sus palabras el más maravilloso,
el más seguro en todos sus caminos”.
(El Sueño de Gerontius)

Méditation sur le psaume 83

CHARLES DE FOUCAULD

El abad Hurelin, su director espiritual, aconseja a Charles de Foucauld meditar sobre los salmos. Inicia una serie de meditaciones en Pentecostés de 1897. Pasa horas junto al Tabernáculo (Sagrario) del Oratorio de las Clarisas, en Nazaret. Él es jardinero en el Monasterio de estas hermanas.

Tomo aquí el párrafo en el que describe la belleza de la virtud de la abyección que contempla en Jesús y que desea vivamente poseer.

«J’ai choisi d’être abject dans la maison du Seigneur»

 Oh! mon Dieu, faites-moi comprendre cette sainte abjection, qui fut tellement votre lot sur la terre, tellement votre lot dans ce Nazareth, oú votre miséricorde m’a fait l’incomparable grâce de me conduire. Faites-la moi comprendre, connaître, aimer, pratiques, cultiver cette sainte et bénie abjection, soeur de l’humilité, fille du mépris de soi et de mépris du monde, condition indispensable et partie considérable de votre imitation, mère des bas sentiments qu’on a de soi, mère de la paix de l’âme et du repos en Dieu, mère du recueillement et de la contemplation, soeur de la pauvreté, fille et mère de l’amour de Jésus, venant de cet amour et y ramenant en l’accroissant sans cesse, mère de la charité, de l’amour des pauvres, de l’estime et du respect des petits, des membres souffrants de Jésus. O sainte et bénie abjection, mère, fille et souer de toutes les vertus et surtout de l’amour de Jésus, de l’amour du prochain, de la vraie humilité et de la prière, toi, qui tues de ton seule regard l’ambition, l’avarice, l’orgueil, les sentiments avantageux, la vaine gloire, la bonne opinion de soi, les disputes, le goût de la propriéte, la hauteur, la dureté. le dédain, oui je t’ai élue… oui, je t’ai choisie… mais combien je te pratique mal, combien je t’ai embrasse mal. Oh! mon Dieu, oui, vous m’avez fait cette grâce d’être abject avec vous dans votre maison, mais faites-moi la grâce de connaître vraiment cette abjection qui fut la vôtre ici-bas de l’aimer comme je le dois et de la pratiquer comme vous voulez de moi, à votre imitation, ô Jésus. Amen.

 Abjection dans les pensées, les paroles, les actions, dans le vêtement, le logement, les occupations, les repas, les compagnies, dans tout l’extérieur. Mais abjection dans la maison du Seigneur pour lui, comme lui, l’âme passant à ses pieds le plus de temps possible, et toujours l’âme, le coeur et l’esprit pleins de lui.

Homilía en la Beatificación de Ceferino

BEATIFICACIÓN DE CEFERINO NAMUNCURÁ

 Homilía del cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, en la la liturgia de beatificación del siervo de Dios Ceferino Namuncurá (1886-1905) Chimpay, 11 de noviembre de 2007

Lecturas:Ex 3,1-9.15; Romanos 12,9-20a.21; Lucas 10,21-24 

Eminentísimos señores cardenales, excelentísimo señor vicepresidente de la República, excelentísimo señor obispo de Viedma, ilustres autoridades civiles y militares. Queridos hermanos en el episcopado, señor Rector Mayor de los Salesianos, queridos hermanos en el sacerdocio, queridos hermanos y hermanas, sobre todo mapuches, queridos hermanos y hermanas de toda Argentina:

Es hoy la primera vez que se hace una beatificación en Argentina, ¡la primera vez! Y es también la primera vez que se hace una beatificación no en una gran ciudad, sino en un pueblo pequeño, pero grandísimo por esta muchedumbre de amigos de Ceferino.Quiero que me disculpen por mi lengua, pero intentaré hablar castellano.

1. “En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, Jesús exclamó: te doy gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra”. En esta santa misa que tengo la inmensa alegría de presidir, concelebrando con mis hermanos en el episcopado y con tantos sacerdotes acompañados de numerosos fieles venidos de diversos lugares de esta nación, doy gracias al Señor por todos los que os habéis congregado aquí formando una multitud jubilosa para participar en la beatificación del Siervo de Dios Ceferino Namuncurá. A todos los saludo y expreso mi gran afecto con abrazo y paz.Hoy, junto con Jesús y con toda su Iglesia, y llenos de la alegría del Espíritu Santo, damos también nosotros gracias al Padre, como Jesús, al Padre Señor del cielo y de la tierra, y Ceferino nos mandó un cielo perfectamente azul.Porque Dios ha revelado a la gente sencilla y no a los sabios del mundo, los profundos misterios  de su vida y de su amor.Dios comunica su vida, es decir la santidad, a los pequeños, a los pobres, a los que tienen sed de justicia, a los que luchan por la paz, a los perseguidos, a los que se empeñan cada día en vencer el mal a fuerza de bien.El episodio asombroso de la zarza ardiente, tan importante en la revelación del Antiguo Testamento, nos recuerda que entre la creatura y el creador hay un abismo de por sí infranqueable. Sin embargo en Jesucristo – el Hijo de Dios que se hizo pequeño y pobre, y que se anonadó hasta la muerte de cruz – ese abismo ha quedado colmado, de tal manera que quien cree en Él puede participar de la vida misma de Dios.Hoy celebramos estos prodigios de la gracia en un joven mapuche, Ceferino Namuncurá, hijo del Gran Cacique de la Pampa. El Santo Padre Benedicto XVI, a quien expresamos con afecto nuestro agradecimiento, ha querido que este muchacho de 19 años sea inscrito en el catálogo de los beatos.Pero ¿quién es Ceferino, y cuál es el «secreto» de su santidad?.

2. Como bien sabemos, Ceferino nació en una familia ilustre y generosa de la poderosa tribu de los aborígenes mapuches, en tierras de Patagonia. La santidad pudo florecer en él, porque encontró un terreno fértil y rico en  cualidades humanas propias de su tierra y de su estirpe, cualidades que él asumió y perfeccionó. Nos agrada ver en el beato Ceferino toda la historia, tantas veces dramática, de su pueblo. Él resume en su persona los sufrimientos, aspiraciones y anhelos de los Mapuches, a los que durante los años de su infancia le fue anunciado el Evangelio y abriéndose ellos al don de la fe.Alabar hoy al Señor por el beato Ceferino significa recordar y apreciar en lo más hondo las antiguas tradiciones del pueblo mapuche, audaz e indómito, al mismo tiempo que nos ayuda a descubrir la fecundidad del Evangelio que nunca destruye los valores auténticos que hay en una cultura, sino que los asume, purifica y perfecciona.La misma vida del nuevo beato es como una «parábola» de esta profunda verdad. Ceferino jamás olvidó que era mapuche. En efecto su ideal supremo era ser útil a su gente. Ahora bien, su encuentro con las enseñanzas del Evangelio hizo posible que realizara su aspiración fundamental desde una nueva perspectiva: Deseó ardientemente llegar a ser salesiano y sacerdote, «para mostrar» a sus hermanos mapuches «el camino hacia el cielo».

3. Como modelo de vida eligió a Santo Domingo Savio. Este alumno predilecto de Don Bosco fue proclamado santo por Pío XII en 1954, y con ello se canonizaba en cierto modo la «receta simple» de la santidad, que el «padre y maestro de los jóvenes» -san Juan Bosco- entregó un día a Domingo. Una receta que más o menos dice así: «Que estés siempre alegre; cumple bien tus deberes de estudio y de piedad; ayuda a tus compañeros, a tus hermanos”.La alegría, ante todo. “Sonríe con los ojos”, decían de Ceferino sus compañeros. Era el alma de los recreos, en los que participaba con creatividad y entusiasmo, a veces incluso con ímpetu. Era el hijo del gran cacique ¿no? Era prestidigitador, lo que le mereció el título de «mago». Organizaba diversas competiciones, y enseñaba a sus compañeros la mejor forma de preparar los arcos y las flechas, para adiestrarles posteriormente en el tiro al blanco.Don Bosco recomendaba también a Domingo Savio sus deberes de estudio y de piedad. Ya en Italia, en el colegio salesiano de Villa Sora, en Frascati, Ceferino logró en pocos meses ser el segundo de la clase –a pesar de que tuviera alguna dificultad con la lengua italiana–. En su expediente académico destaca su óptimo resultado en latín, el primero de la clase, era un requisito importante para ser sacerdote. La devoción, la piedad de Ceferino era la característica de los ambientes salesianos, anclada firmememente en los Sacramentos, particularmente en la Eucaristía, considerada como «la columna» del sistema pedagógico de Don Bosco. Por esto esto Ceferino desempeñaba con gusto el cargo de sacristán. Durante los meses en que estuvo en Turín, en el primer colegio fundado por Don Bosco, -yo también he estado en este colegio para hacer mis estudios de escuela media y de gimnasio- se le podía ver pasar largas horas en el Santuario de María Auxiliadora, en íntimo diálogo con Jesús.En fin, Don Bosco recomendaba a Domingo que hay que ayudar a sus compañeros, a su prójimo, a sus hermanos.A este respecto es impresionante el testimonio de un salesiano, don Iorio. Tres días antes de que muriera Ceferino, don Iorio fue a visitarlo al hospital de los Hermanos de San Juan de Dios de la Isla Tiberina en Roma. Nuestro beato, al que le quedaba poco tiempo de vida le dijo: «Padre, yo me marcharé dentro de poco, sin embargo le encomiendo a este pobre joven, que tiene su cama junto a la mía. Venga con frecuencia a visitarlo… ¡sufre tanto! De noche casi no duerme; tiene mucha tos…». Ceferino decía esto a pesar de que él mismo se encontraba en una situación mucho peor, ya que de hecho no podía dormir nada.

4. Todos los que entran en la Basílica de San Pedro en el Vaticano pueden ver en la parte alta, en el último nicho a derecha de la nave central, una gran estatua de san Juan Bosco, que señala el altar y la tumba de san Pedro. Junto a Don Bosco están dos jóvenes, uno tiene facciones europeas y el otro los rasgos típicos de los latinoamericanos, de los mapuches. Este es Ceferino, cerca de Don Bosco, ¡en la Basílica de San Pedro! Es la única representación de jóvenes que se encuentra en la Basílica de San Pedro, queda así esculpido en mármol, en el centro de la cristiandad, el ejemplo de la santidad juvenil, y al mismo tiempo queda reflejada la perenne validez de las intuiciones pedagógicas de Don Bosco: En un siglo y medio, tanto en la Patagonia, como en Italia, como en tantas partes del mundo, el sistema educativo de Don Bosco ha dado frutos insospechados y ha forjado héroes y santos.

5. Beato Ceferino, nos encomendamos ahora a tu poderosa intercesión: ¡Ayúdanos en nuestro camino, para que podamos avanzar también por las sendas de la santidad, fieles a las enseñanzas de Don Bosco. ¡Tú has alcanzado la cumbre de la perfección evangélica cumpliendo bien los deberes cotidianos! tú nos recuerdas así que la santidad no es algo excepcional, reservada a un grupo de privilegiados, la santidad es la vocación común de todos los bautizados, y la meta laboriosa de la vida cristiana ordinaria.Ayúdanos a comprender que, por encima de todo, una sola cosa es importante: ¡Ser santos, como el Señor Jesús, es Santo!¡Beato Ceferino, guíanos, con tu mirada sonriente, y muéstranos el camino del Cielo! Acompáñanos al encuentro de tu Amigo Jesús.Y quiero concluir con un saludo especial de Ceferino. En su carta de Roma del 21 de abril de 1904, escribía con su caligrafía, bellísima escritura, que podemos ver en todas sus cartas: “Saludos, recuerdos a todos, -a todos ustedes aquí congregados dice Ceferino- saludos, recuerdos a todos, mil besos y abrazos, su afectuosísimo hijo y hermano que les desea abrazos -todos nosotros abrazamos a Ceferino- firmado Ceferino Namuncurá de Jesús y de María”.

Amén 

Beatificación – Liturgia

Liturgia de la Beatificación

 de Ceferino Namuncurá

[Elementos propios extraídos del sitio: http://www.ceferino.dbp.org.ar/] 

Chimpay 11 de noviembre de 2007 

“Ceferino, hijo de Dios, hermano de todos”   

Diócesis de Viedma   

1-Recepción del delegado Papal, y saludo a la Familia Namuncurá, a la amilagrada, y autoridades presentes. El cardenal va a la sacristía donde se reviste y se encuentra con los Señores Obispos

2-Saludo de Celestino Namuncurá a toda la asamblea.

   INTRODUCCIÓN A LA EUCARISTÍA 

Guía: En continuidad con el mandato misionero de Jesucristo a sus discípulos nos encontramos hoy celebrando este acontecimiento de gracia. “Vayan y anuncien la buena noticia hasta los confines del mundo”. Hoy aquí como Iglesia celebramos la fecundidad de la siembra evangelizadora de ayer. Acontecimiento que nos compromete a seguir siendo hoy una Iglesia misionera, una Iglesia que sale al encuentro de todos, que camina siguiendo las huellas de Jesucristo que fue enviado a evangelizar a los pobres. Que lindo recordar las palabras de Juan Pablo II, cuando nos visitó aquí en la Patagonia: “La Iglesia de Dios que está en la Patagonia, heredera de una tan rica tradición evangelizadora, ha de seguir siendo siempre misionera”.

Como pueblo de Dios peregrino celebramos con alegría y gratitud la beatificación de Ceferino Namuncurá, joven que sintió el llamado de Dios y se puso en camino para servir a sus hermanos. Que su testimonio nos ayude hoy a ser útiles a los hermanos dejándonos conducir por Jesucristo Señor de la vida. Que esta beatificación, decían los Obispos en su carta, renueve en nuestra Patria la adhesión al don de la fe cristiana, tomando en serio el Evangelio como lo hizo Ceferino. Que los cristianos renovemos el compromiso por una santidad que asuma con realismo la causa de la unidad entre los argentinos, prestando atención especialmente a todos y cada uno de los pobres y excluídos, que deben ser los primeros en formar parte de la Argentina que queremos.

 – Canto de entrada: Signo de esperanza. 

Ritos iniciales

Reunido con el Pueblo, el que preside con los ministros va al altar, mientras se entona el canto de entrada. Cuando llega, al altar el sacerdote con los ministros hace la debida reverencia.Terminado el canto de entrada los ministros y los fieles, de pie, se santiguan, mientras dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:Amen. 

Saludo

El que preside extendiendo las manos, saluda al pueblo con la siguiente fórmula.

El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos colma con su alegría y con su paz, permanezca siempre con todos ustedes. 

Acto penitencial

El Cardenal Hermanos y hermanas con gran alegría nos encontramos celebrando a Dios que nos ama y se sigue manifestando presente en nuestra vida. Dios Padre de todos nos reúne hoy en esta tierra bendecida por el hermoso testimonio de Ceferino que nos enseña a ser buenos hijos de Dios y hermanos de todos. Damos gracias y bendecimos a Dios que en Ceferino nos enseña a ser fieles a la tierra para llegar al cielo. Aquí en esta tierra Ceferino hizo su gran opción, frente al dolor de sus hermanos fue capaz de compasión, y se puso en camino dejándose conducir por el Dios de la Vida, para ser útil a sus hermanos, para ser respuesta de Dios a su gente. Con humildad pidamos perdón a Dios rico en misericordia para participar más plenamente en este misterio  

Guía: Los hermanos de una Comunidad mapuche nos ayudan a pedir perdón y purificar el corazón, nos unimos en profundo silencio a esta súplica penitencial.

Cardenal:

Dios Padre bueno, rico en misericordia, tenga piedad de nosotros perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén     

Guía: Iniciamos ahora el rito de la beatificación. Es pedido por la Iglesia local y proclamado por el Cardenal delegado de su Santidad Benedicto XVI, el Cardenal Tarcisio Bertone, hijo espiritual de San Juan Bosco que soñó y amó la Patagonia.

 RITO DE BEATIFICACIÓN: 

Guía: El Obispo Esteban Laxague con la comunidad solicita la beatificación de Ceferino:

 Padre Obispo Esteban Laxague:La Iglesia que peregrina en Argentina, el Pueblo de Dios en la Patagonia, la familia Namuncurá; los Hijos de Don Bosco y todo el pueblo fiel celebra con gozo este don de Dios, que hoy nos convoca. Como expresáramos en la carta pastoral los Obispos de la Patagonia: “Creemos con mucha humildad, que nos sentimos particularmente queridos por nuestro Padre Dios. En esta tierra patagónica, pobre de población y de estructuras, Dios quiso suscitar frutos de santidad. En estos pocos años de evangelización, la Iglesia ha declarado beatos a Laura Vicuña, adolescente que vivió y murió en Junín de los Andes hace poco más de cien años; a Artémides Zatti, salesiano enfermero que vivió y murió en Viedma, y ahora con gran gozo contemplamos a Ceferino en la lista de los felices de vivir enteramente el Evangelio. Interpretando la voz de la Iglesia viva en los hermanos de este pueblo sencillo pido entonces a su Santidad Benedicto XVI, presente en su persona Sr. Cardenal Tarcisio Bertone, inscriba en el catálogo de los beatos al querido Ceferino Namuncurá. 

Guía: Y ahora dos hermanos mapuches, el Señor Aparicio Millapi y la Señora Hermelinda Painequeo, piden la beatificación de Ceferino al Cardenal delegado por el Papa Benedicto XVI:

 -Hermelinda lo hace en mapuche:

-Millapi lo traduce en castellano:

Querido Padre, con alegría y humildad, doy voz a miles y miles de peregrinos que en todo el país encontramos en Ceferino un modelo de creyente, un testimonio claro de lo hermoso que es vivir nuestro bautismo. Un hermano cercano a todos, que nos señala con su vida la huella del Evangelio. En nombre de todo el Pueblo de Dios peregrino, y en particular de los mapuches cristianos, de la familia Namuncurá, de los jóvenes, de los más pobres, y de la Familia Salesiana pido al Santo Padre Benedicto XVI. presente en su persona, inscriba en el libro de los Beatos al joven Ceferino Namuncurá. 

Guía: A continuación el P.Ricardo Noceti párroco de Chimpay hará una breve semblanza de Ceferino.

R.Noceti: semblanza de Ceferino.

El Cardenal: da lectura a la carta del Papa.

Se descubre la imagen de Ceferino. La asamblea celebra cantando, aplaudiendo….

El Obispo: agradece al Papa

 El coro entona el canto del GLORIA  

ORACIÓN COLECTA: 

Padre misericordioso que revelas tus designios de amor a los humildes y sencillos de corazón, te agradecemos por encender en el corazón de Ceferino Namuncurá la pasión por Cristo y los hermanos y te pedimos que, impulsados por su ejemplo, seamos fieles testigos del Evangelio de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén  

LITURGIA DE LA PALABRA: 

Guía: Con corazón pobre y sediento del encuentro con la Verdad recibamos la Palabra que encendió el corazón de Ceferino.

  PRIMERA LECTURA

Éxodo 3, 1-9 .15 Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de una zarza.Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?».Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!». «Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa». Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob».Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.El Señor dijo: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel. El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto como son oprimidos por los egipcios». Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre y así seré invocado en todos los tiempos futuros». 

SALMO Salmo 1 

R. El que es fiel a la ley del Señor dará mucho fruto en su vida

¡Feliz el hombreque no sigue el consejo de los malvados,ni se detiene en el camino de los pecadores,ni se sienta en la reunión de los impíos,sino que se complace en la ley del Señory la medita de día y de noche! R. 

El es como un árbolplantado al borde de las aguas,que produce fruto a su debido tiempo,y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. R. 

No sucede así con los malvados:ellos son como paja que se lleva el viento.Por eso, no triunfarán los malvados en el juicio,ni los pecadores en la asamblea de los justos;porque el Señor cuida el camino de los justos,pero el camino de los malvados termina mal. R.  

SEGUNDA LECTURA

Romanos 12,9-20a.21 Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad.Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes. No presuman de sabios. No devuelvan a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres. En cuanto dependa de ustedes, traten de vivir en paz con todos. Queridos míos no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor. Y en otra parte está escrito: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber. No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien. 

ALELUIA

Lc.18, 17Aleluia«Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él».Aleluia 

EVANGELIO

Lc. 10,21-24 En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quien es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»

ORACIÓN DE LOS FIELES

Cardenal: Hermanas y  hermanos, elevemos nuestras súplicas a Dios Padre de misericordia, y oremos por todos con confianza de hijos. 

Guía: A cada invocación respondemos:

 Con Ceferino hijo de Dios y hermano de todos,te lo pedimos Señor.

1- Por la Iglesia para que animada por la luz del Evangelio sea siempre más misionera manifestando con fuerza a  Dios que escucha el clamor de sus hijos especialmente de los que más sufren a causa de las injusticias. Oremos

2- (en Mapuche) Por los pueblos originarios y por las minorías para que siguiendo el testimonio de  Ceferino aporten la riqueza de su identidad y así entre todos construyamos una cultura de vida. Oremos

3- (en Quechua) Por la paz entre los pueblos, en especial en América, construida en el respeto de los derechos de todos, en el diálogo y en la educación. Oremos

4- Que Ceferino, que tanto amó su familia, ayude hoy a todas las familias a ser verdaderas escuelas de comunión, viviendo en la verdad y el perdón. Oremos

5- (en Guaraní): Por los jóvenes para que como Ceferino sepan escuchar y descubrir a Dios en los hermanos y se comprometan en proyectos que dignifiquen la vida de todos. Oremos

6- Por tantos hermanos visitados por la enfermedad y el dolor, la soledad y la pobreza para que como Ceferino seamos capaces de compasión en una solidaridad concreta. Oremos 

Cardenal: Te pedimos, Padre de misericordia, que ilumines benignamente a tu familia, para que, adhiriendo a cuanto te agrada, como hizo Ceferino, obtenga de ti toda clase de bienes. Por Jesucristo nuestro Señor. 

LITURGIA EUCARÍSTICA

PROCESIÓN DE OFRENDAS: 

Guía: Hoy es un día de fiesta para la Iglesia, es un día de fiesta para nuestra tierra y nuestra patria. Ceferino nos une y nos hace sentir hermanos, bendecidos por el “Tata Dios”, con tantos dones y riquezas. Como gente de fe queremos ofrecer y poner lo mejor de cada uno como lo hizo Ceferino para que a todos llegue la bondad y la misericordia de Dios. De las diferentes regiones  de nuestra Patria vamos acercando los dones para preparar la mesa del banquete siempre nuevo de la Eucaristía.

Acompañamos cantando: Y te reconocemos (E. Meana)

Guía: Uno de los rasgos más característicos de Ceferino es la gratitud; es hermoso ver en sus cartas como agradece a todos. Hoy su familia, su gente quiere expresar la gratitud a Dios y los hermanos, ofreciendo al Cardenal Bertone un hermoso poncho. Este poncho está tejido por las manos de abuelas que cuidan la vida  y le van transmitiendo la sabiduría de su cultura a las nuevas generaciones. Junto a este regalo llevan al altar el pan y el vino con el deseo de que no falten en ninguna mesa.

Cantamos: Yo te ofreceré

  ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre de la vida, recibe las ofrendas fruto de la tierra que te presentamos, concédenos que como Ceferino sepamos ofrecer nuestra vida para ser útiles a los hermanos, dejándonos guiar en todo por el Evangelio. Por Jesucristo nuestro Señor.

PLEGARIA EUCARÍSTICA V/bJesús, nuestro camino

C2:Acuérdate también, Padre, de nuestros hermanos que murieron en la paz de Cristo, de modo especial, te pedimos por los hermanos de raza de Ceferino, su padre Don Manuel, su madre Rosario, de los que sembraron el evangelio en esta tierra, y de todos los demás difuntos, cuya fe sólo tú conociste; admítelos a contemplar la luz de tu rostro y llévalos a la plenitud de la vida en la resurrección. Y, cuando termine nuestra peregrinación por este mundo, recíbenos también a nosotros en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria. En comunión con la Virgen María, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, San Juan Bosco, Santa María Mazzarello, Beata Laura Vicuña, Beato Artémides Zatti, el Beato Ceferino Namuncurá, y todos los santos, te invocamos, Padre, y te glorificamos.

RITO DE COMUNIÓN 

Guía: Ceferino se puso en camino, movido por el profundo deseo de ser útil a sus hermanos. En el corazón de Ceferino fue creciendo la amistad con Jesús Eucaristía, a quién contemplaba en el sagrario, recibía con profunda devoción en la comunión y lo reconocía y servia en sus compañeros. Su vida se fue haciendo pan humilde y bueno que hoy sigue alimentando el caminar de muchos que también como él quieren servir y dar vida a los demás, especialmente a los pobres, excluidos y sufrientes. Nos vamos acercando al encuentro personal con Jesús Eucaristía allí donde se van acercando los ministros.

Vamos cantando durante la comunión: Yo soy el camino. Jesucristo danos de este pan. Alma misionera.

 Antes de la Oración de post Comunión

Mensaje del Rector Mayor Padre Pascal Chávez Villanueva 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre nuestro, que alimentaste a tu pueblo durante el camino del desierto, concédenos, por la fuerza de este Pan de vida, que tanto amó Ceferino Namuncurá, ser fieles discípulos y misioneros de Nuestro Salvador Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN FINAL 

El Señor de todo consuelo ordene en su paz vuestros días y les conceda los dones de su bendición. R. Amén 

Que El dirija hacia sí vuestros pasos y les muestre el camino de la paz y del amor. R. Amén. 

Para que enriquecidos con la fe, la esperanza y la caridad practiquen el bien en la vida presente y puedan llegar felizmente a la eterna. R. Amén. 

Y que la bendición de Dios todopoderoso del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. R. Amén   

Canto a la Virgen: Junto con ella.

Canto a Ceferino


BIENVENIDOS!!!

Los Santos y Beatos: sus vidas, sus escritos, su espiritualidad, son el tema de este espacio. Llegarán al blog según las circunstancias. Comenzó Ceferino -en la pestaña Blog- cuya fiesta de Beatificación motivó la apertura de este sitio de comunión en el Espíritu.